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Corea ha llegado para quedarse



Corea ha llegado para quedarse. Durante los últimos años la producción y difusión cultural coreana se ha convertido en una propuesta renovadora para Occidente. Nuestra tradición, arraigada en firmes y abigarrados pilares clásicos, trufada de rostros barbados y nostalgias prescindibles, ha encontrado en Asia, y en Corea en específico, una prometedora ventana a una nueva manera de observar el mundo.


No se trata de una moda pasajera, la cultura coreana está calando en todas las expresiones artísticas: Bong Joon-ho posa orgulloso con sus estatuillas doradas, Squid Game destroza las listas de más vistos en Netflix y Han Kang esboza una ligera sonrisa frente a las decenas de flashes que la inmortalizan como Premio Booker 2016. La cultura coreana ha adquirido algo esencial en la sociedad de consumo actual: reconocimiento.


Es gracias a estos grandes hitos culturales de Corea que figuras como Chae Mansik tienen la oportunidad de saltar a escena. Es, de hecho, especialmente llamativa la manera en que su obra nos muestra que aquellos elementos que para los occidentales son novedosos y, con perdón, «exóticos», en realidad son la base misma de la tradición coreana. En su próximo debut literario en español con la antología El idiota de mi tío y otros idiotas, este controvertido autor de los años 30 muestra que aspectos tan llamativos como la precarización de la vida surcoreana (leitmotiv del ya citado Squid Game) y la escritura que puesta por el detalle para vertebrar una denuncia social sistemática (motivo del éxito de La vegetariana de Kang) llevan siendo propiedad de Corea desde hace, al menos, ciento veinte años.


Esta será la premisa sobre la que compartiremos semanalmente con vosotras las entradas de este blog. Profundizaremos en la obra y vida de Chae para demostrar que a partir de su escritura podemos acceder a una rica propuesta cultural. Sus relatos, gracias a la férrea voluntad de constituir un testimonio y el estilo de Chae, nos aproximan a cuestiones tan dispares y estimulantes como la alimentación tradicional coreana, la prostitución de jóvenes sin recursos y la compleja ocupación japonesa.


Con una sonrisa eterna y el sombrero más recurrente de la literatura coreana, Chae Mansik nos da las herramientas para comprender un mundo nuevo. ¿Nos acompañas?


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